Michèle Nguyen

Argelia


En el espectáculo Vy, Michèle Nguyen abre el gran libro del pasado e interpreta -con mayor libertad imposible- su infancia arrullada por la feroz presencia de su abuela. Nos habla de su torpeza, de su necesidad de silencio, de su pasión por las palabras, de su amor secreto que la llevará hacia sus orígenes. También hacia la paz. Una marioneta la acompaña silenciosamente en este viaje subterráneo. Ella es tanto esa fragilidad de la infancia que cualquier cosa podría romper, que la niñez que resiste en cada uno de nosotros, que tiraniza y mueve los hilos para no crecer.

“Una niña con las rodillas heridas porque no para de caerse, que se detiene delante de una escuela de danza para escuchar con todo su ser aquello que está sucediendo al otro lado de la pared, es eso lo que más me ha emocionado de todo desde los primeros esbozos del texto que Michèle compartió conmigo. Vy, caballera errante, lleva en alto el estandarte de su fragilidad y es ahí donde se percibe la humanidad, es decir la belleza. Ella que no para de caerse, levanta el vuelo precisamente porque se cae. Es en su torpeza donde se esconden sus alas. “.